¿Quiénes son los buenos y quiénes los malos? (Mt 21, 28-32)

La vocación de san Mateo, Caravaggio

Este evangelio del hijo que dice sí y luego es que no, y el otro hijo que dice no y luego es que sí, nos gusta porque eso lo hemos vivido de niños y aún de mayores. Pero Jesús se dirige a los jefes del pueblo, que han dicho Sí a Dios y a su Ley pero luego no hacen lo que Dios realmente quiere, que es amar al prójimo. 

En nuestro mundo actual todo se hace muy complicado, cumplir las leyes y hacer justicia a anhelos profundos del corazón humano. A los que somos cristianos nos puede parecer que son muchos los que dicen no a Dios, a Jesús y a su Iglesia, pero nos podemos sorprender que algunos sin cumplir externamente con Dios, sí que aman al prójimo, tratan de hacer justicia y tienen compasión de los que la sociedad excluye. 


Jesús nos advierte a los que nos creemos buenos, que llevemos cuidado, no sea que nuestro sí a Dios sólo sea de palabra y no con obras. Y también nos advierte que no miremos a los demás por las apariencias o lo que dicen, sino lo que hacen, que quizá es lo que Dios quiere que hagamos nosotros también.



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