Sí a la espera y la esperanza, por el abrazo. Comentario del Evangelio de san Mateo (25,1-13)

 El abrazo, Oswaldo Guayasamin

La perspectiva del final de los tiempos, o de nuestra propia muerte, no nos desvía de los tiempos presentes, sino que nos los hace vivir con una esperanza alegre, precisamente por el abrazo que nos espera. Hay abrazos de ocasión, por educación, por simpatía..., pero hay abrazos que nos hacen sentir felices, llenos, fuertes y tiernos, olvidando angustias y temores... Hay abrazos que damos comunicando vida, resucitando, elevando de la tierra al amado o amada... Podemos adivinar el abrazo que nos espera al final. 

Nuestra esperanza tiene un rostro, el rostro de Jesús resucitado, que vendrá a nuestro encuentro con gran poder redentor, para un abrazo esta vez sin final. Es lo que nos manifestó en su amor crucificado, transfigurado en resurrección y vida, en perdón y paz. Por eso, nos espera como "el Esposo". Solo nos pide que le esperemos, que le deseemos preparándonos, alimentando día a día nuestras lámparas, la lámpara de nuestra fe, esperanza y amor. Lo que no vale es abandonarse, dejarse vivir, como si todo nos diera igual. No. 

Viene el tiempo de recoger las aceitunas, se nos hielan las manos con el frío, atentos al levantar la tela no sea que nos caigan afuera, son muy valiosas para el buen aceite, con tantas virtudes sanadoras, gustativas, sagradas. Es otoño. El caer de la vida es un otoño con cosecha. Aceituneros sacrificados, al caer la noche volveremos a casa. En la casa una mesa, pan con aceite y vino. Y el abrazo del Esposo, descanso, gozo y puro placer. Rica cosecha de búsquedas y sacrificios por amar y desear ser amados. El sacrificio de uno mismo por amar, imitando a Jesús, es el poder victorioso de su Cruz, el único punto estable en medio de la confusión y tragedias del mundo. Belleza del Crucificado con sus brazos abiertos para el abrazo. Belleza del "tránsito" al abrazo. 

¡Loado seas, mi Señor, por la hermana muerte, porque me llevará a lo más profundamente deseado en cada uno de los abrazos sentidos que en mi vida he dado y recibido!

J. V. T.

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