Gente alcanzada
«Hay un estado de descanso en Dios, de total suspensión de toda actividad del
espíritu, en el que no se pueden concebir planes, ni tomar decisiones, ni aún
llevar nada a cabo, sino que, haciendo del porvenir asunto de la
voluntad divina, se abandona uno enteramente a su destino...
»No
es la detención de la actividad, consecuente a la falta de impulso vital. El descanso en Dios es algo completamente
nuevo e irreductible. Antes era el silencio de la muerte. Ahora es un
sentimiento de íntima seguridad, de liberación de todo lo que la acción entraña de doloroso, de obligación y de responsabilidad.
»Cuando me abandono a este
sentimiento me invade una vida nueva
que, poco a poco, comienza a colmarme y, sin ninguna presión por parte
de mi voluntad, a impulsarme hacia nuevas realizaciones.
Este flujo vital me parece ascender de
una Actividad y una Fuerza que no me pertenecen, pero que llegan a hacerse
activas en mí. La única suposición previa necesaria para tal renacimiento
espiritual parece ser esta capacidad pasiva
de recepción que está en el fondo de la estructura de
la persona»1.
Descanso y abandono en otra
clave de realidad, no es inactividad, derrota o muerte, sino contemplación. El
ánimo y el aliento son cosas del Espíritu
que nos mantiene vivos, es inseparable de la vida. Lo que nos da paz o descanso
no es el mar, la montaña, la música, hacer relajación…, es el Espíritu. Él nos lleva a descubrir la
presencia de Dios donde cultural, socialmente se niega esa posibilidad y a
sentirnos gente alcanzada por la gracia.
carminis
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Imagen:Edith Stein, SANTA TERESA BENEDICTA
DE LA CRUZ.
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