Todo está iluminado
¿Qué es tener fe?
Cuando no me lo preguntan lo
sé, quizás algo responda este epitafio: «Vengo de no sé dónde, / Soy no sé
quién / Muero no sé cuándo, / Voy a no sé dónde, / Me sorprendo de estar feliz»
(epitafio de Martinus von Biberach, teólogo alemán del siglo
XV). O esta oración que me recuerda un salmo:
Señor, Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy.
No conozco el camino que hay ante mí.
No tengo seguridad de dónde acaba.
No me conozco realmente,
y el hecho de que crea que cumplo tu voluntad
no significa que realmente lo haga.
Pero creo que el deseo de agradarte te agrada.
Y espero no hacer nunca nada aparte de ese deseo.
Y sé que si hago eso, tú me guiarás por el sendero recto,
aunque yo no lo sepa.
Por eso, siempre confiaré en ti
aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte.
No temeré, pues tú estás siempre conmigo,
y no me dejarás que me enfrente solo a mis enemigos.
(De Pensamientos de la soledad, Thomas
Merton)
¿Quién
no desea vivir con una gran confianza y tranquilidad, libres del miedo y
angustia de controlar la vida y el futuro, sintiéndose amado porque sí y
amando, con un espíritu de alegría y una felicidad sencilla, y que todo eso no
se considere insólito? Las costumbres de Dios son deseos humanos y la fe algo
útil para confiar en el misterio y que sea benigno.
carminis
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Imagen: Camino de árboles (1915), Jan Mankes.
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