El amigo divino
¡Nos llama amigos! Nos ha
llamado y escogido. Nos comparte lo que sabe, lo que ha recibido del Padre, nos
lo da como un nuevo mandamiento que no expresa imposición, obediencia o
sumisión sino igualdad, que no habla de amar a Dios sino de amar como Él... ¿¡Desde
nuestra naturaleza y realidad orgánica!? Supongo que el amor del que habla
Jesús es más que instinto o sentimiento, una nueva existencia, conciencia.
Le digo las palabras de san Agustín:
«Señor, quiéreme para que te quiera».
…Mi pequeña amiga, déjame
amarte y mi amor será el amor con el que ames. No te pegues a ti misma, déjate
afectar y que los otros lleguen a tus sentidos y traspasen tu piel y se
entrañen, sean amigos. Permanece en mi amor y tus miedos y renuncias se
transformarán en misericordia y alegría, será nuestro intercambio y comunión:
recibe, da y comparte. Sabrás darte y lo que pidas en mi nombre el Padre te lo dará.
No hay distancias entre nosotros, ser amigos es tener fe el uno en el otro.
Amén.
carminis
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Imagen: La última cena (1911), André Derain.
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