La Alianza de Dios con los hombres



(Mc 14, 12-16. 22-26):

Hoy las tres lecturas que nos ofrecen la Palabra de Dios para nuestros días nos hablan de la Alianza de Dios con los hombres. La primera sellada con los ritos de sacrificios de animales como sacrificios de comunión con la divinidad. La segunda nos habla de Jesucristo como mediador de una Alianza nueva. Y esto lo contemplamos en el evangelio que nos narra la última cena de Jesús cuando al compartir con sus discípulos la copa del vino dijo: “Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que va a ser derramada en favor de todos. En verdad os digo que yo no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día aquel en que lo beba nuevo en el Reino de Dios”.
            ¡Qué densidad de palabras! Alianza… Es el bello designio de Dios al crearnos, unirnos a Él desde la libertad, podemos cumplir con lo pactado o no; Él nos mostrará que cumple, incluso cuando le hayamos fallado, para retornarnos a la alianza, a la reconciliación. Alianza… Es el sentido de una convivencia entre hombres y mujeres libres, quienes se unen en la alianza matrimonial, o en alianza de amistad, o en alianzas contractuales. Qué gran necesidad para la paz y la justicia llegar a acuerdos y cumplirlos. Dios nos señala el camino que conduce a la vida y la paz. Y cuando el otro falla, habrá que volver a ofrecer la alianza, será nueva, bajo nuevas condiciones. Pero cuando Dios nos ofrece su nueva alianza en Jesús su Hijo, sólo nos pide fe en Él y dejarnos guiar por su Espíritu. Derrama su sangre, gasta y entrega su vida en favor nuestro, pues bien sabe Dios cuán recalcitrantes somos los humanos para volver al pacto, a la alianza, a la reconciliación y la paz.
            Las leyes, atenernos todos a leyes consensuadas, ayudan. Pero no siempre ni es suficiente el planteamiento legal. Hace falta corazón, entrega hasta el sacrificio para salvar lo humano, y dar ejemplo de que es posible vivir en alianza de unos con otros. Alguien ha de comenzar con su generosidad y acercamiento cuando el pacto social se ha roto, cuando la alianza matrimonial se pone en peligro, cuando el hombre rompe sus vínculos con sus hermanos y con Dios. ¿Quién comenzará? Dios comenzó de nuevo su voluntad de alianza con la vida entregada de Jesús. Nueva y definitiva alianza, irrevocable, por parte de Dios. ¿Y por nuestra parte?

J.V.T.

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Imagen: La Creación del hombre, Marc Chagall. Museo Nacional Marc Chagall, Niza (Francia).

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