La solidaritat de Déu
He sentit dir que
l'Evangeli demana ser viscut, jo em busque en ell, en cada passatge mire on em
trobe. A propòsit de Mc 6, 30-34, com ovella sense pastor he
viscut gran part de ma vida, desorientada creia orientar-me, trobar sentit a la
vida a través de les ideologies, o amb el desig de tindre, posseir, gaudir
objectes, reconeixement i amor; en veritat, reflectia la meua falta de suport,
de fe i esperança. Crec que buscava a Déu sense saber-ho. Un dia Jesús em va
veure i li vaig fer llàstima, també la gent que no és coixa, ni leprosa, ni
està endimoniada… és digna de misericòrdia. Al cap i a la fi tots som pobra
gent, impotent i desvalguda, necessitats de misericòrdia. La misericòrdia és un
lloc segur.
Veure, compadir-se, ensenyar. Amb la seua
misericòrdia va començar a ensenyar-me a confiar en Ell: “El Senyor és el teu
pastor, res et falta”, és la solidaritat de Déu. Explica Pau (Ef 2,13-18) que Crist va derrocar el mur que separava als éssers humans, no es tracta
de ser amics, sinó d'estar units en la mateixa Vida (units a Ell, supose que açò és l’eficàcia de la seua
mort) i harmonitzar els nostres interessos amb els
dels altres per al mutu benefici, i fer que aquesta vida anònima anomenada societat
siga espai per al regnat de Déu. El que és diví també sembla que puga ser una
capacitat humana.
En fi, per seguir unida a l'Evangeli i viure
el sentit que em succeeix m'he unit a un pastor i a un ramat (el pastor i el ramat de Sant
Llàtzer), comprometre'm m'ha portat un temps, tenia
por dels dirigents que, en comptes de cuidar del poble, l’utilitza en benefici
propi, com denuncia el profeta Jeremies (Jr
23,1-6).
carminis
carminis
***
He oído decir que el Evangelio pide ser vivido, yo me busco en él, en cada pasaje miro donde me encuentro. A propósito de Mc 6, 30-34, como oveja sin pastor he vivido gran parte de mi vida, desorientada creía orientarme, encontrar sentido a la vida a través de las ideologías, o con el deseo de tener, poseer, disfrutar de objetos, reconocimiento y amor; en verdad, reflejaba mi falta de apoyo, de fe y esperanza. Creo que buscaba a Dios sin saberlo. Un día Jesús me vio y le di lástima, también la gente que no es coja, ni leprosa, ni está endemoniada… es digna de misericordia. Al fin y al cabo todos somos pobre gente, impotente y desvalida, necesitados de misericordia. La misericordia es un lugar seguro.
Ver, compadecerse, enseñar. Con su misericordia empezó a enseñarme a confiar en Él: “El Señor es tu pastor, nada te falta”, es la solidaridad de Dios. Explica Pablo (Ef 2,13-18) que Cristo derribó el muro que separaba a los seres humanos, no se trata de ser amigos, sino de estar unidos en la misma Vida (unidos a Él, supongo que esto es la eficacia de su muerte) y armonizar nuestros intereses con los de los otros para el mutuo beneficio, y hacer que esta vida anónima llamada sociedad sea espacio para el reinado de Dios. Lo divino también parece que pueda ser una capacidad humana.
En fin, para seguir unida al Evangelio y vivir el sentido de lo que me sucede, me he unido a un pastor y a un rebaño (el pastor y el rebaño de Sant Llàtzer), comprometerme me ha llevado un tiempo, tenía miedo de los dirigentes que, en vez de cuidar del pueblo, lo utiliza en beneficio propio, como denunciaba el profeta Jeremías (Jr 23,1-6).
Ver, compadecerse, enseñar. Con su misericordia empezó a enseñarme a confiar en Él: “El Señor es tu pastor, nada te falta”, es la solidaridad de Dios. Explica Pablo (Ef 2,13-18) que Cristo derribó el muro que separaba a los seres humanos, no se trata de ser amigos, sino de estar unidos en la misma Vida (unidos a Él, supongo que esto es la eficacia de su muerte) y armonizar nuestros intereses con los de los otros para el mutuo beneficio, y hacer que esta vida anónima llamada sociedad sea espacio para el reinado de Dios. Lo divino también parece que pueda ser una capacidad humana.
En fin, para seguir unida al Evangelio y vivir el sentido de lo que me sucede, me he unido a un pastor y a un rebaño (el pastor y el rebaño de Sant Llàtzer), comprometerme me ha llevado un tiempo, tenía miedo de los dirigentes que, en vez de cuidar del pueblo, lo utiliza en beneficio propio, como denunciaba el profeta Jeremías (Jr 23,1-6).
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Imatge: El Salvador (1630), Josep de Ribera. Museu del Prado.
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