Tres anotaciones: Bautismo, Nombre y Comunidad (Parroquia)
( Lc 3,15-16.21-22):
J.V.T.
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Imagen: Bautismo de Cristo, mosaico de Marko Rupnik. Sta. María Madre de la Iglesia. Zaragoza.
Bautismo del Señor
En el Rosario Juan Pablo II
introdujo unos misterios que llamó luminosos, llenos de luz, como epifanías,
manifestaciones del Hijo de Dios a los hombres. Venimos de celebrar la
Epifanía, la manifestación del Mesías nuestro Salvador a los pueblos gentiles;
pero epifanía fue el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y su
Natividad. Y Epifanía es hoy el misterio del Bautismo del Señor Jesús. Epifanías
serán también el milagro de las Bodas de Caná de Galilea, la Multiplicación de
los panes y los peces, la Transfiguración en el Tabor y la Eucaristía en la
Última Cena (los “misterios luminosos”). Hoy, la historia nos dice que Jesús se
hizo bautizar por Juan el Bautista. No tenía pecado, pero venía para
solidarizarse con los hombres pecadores y comunicarles la redención de sus
pecados. Es el momento de la revelación de su misión redentora al pueblo de
Israel, misión que culminaría en la cruz. Por eso, el Espíritu le llena y el
Padre le reconoce como su Hijo, enviado para que pudiéramos nosotros llegar a
ser hijos en adopción, siguiendo a Jesús e identificándonos con Jesús.
Dios nos conoce por
nuestro “nombre”
En nuestro bautismo nos pusieron el
nombre propio a cada uno. El nombre nos singulariza como la persona que somos.
No somos un número, ni un anónimo, somos alguien, persona concreta con unas
características personales y viviendo en medio de unas relaciones humanas
concretas. En el mundo bíblico el nombre significaba una misión. Jesús
significa que “Yahvé, Dios, salva”, porque la misión de Jesús fue nuestra
salvación. En la Eucaristía que celebramos los cristianos, tampoco somos un
número, ni un individuo anónimo. En la ciudad la gente prefiere el anonimato,
dar el buenos días al vecino y basta; y en el ascensor subimos personas juntas
sin conocer nuestros nombres. Este individualismo es contrario a lo que
significa celebrar la eucaristía como hermanos de Jesucristo e hijos del mismo
Padre Dios. Por eso, el próximo domingo en todas las misas unos voluntarios nos
recibirán en la entrada y nos saludarán por nuestro nombre; en el gesto de la
paz diremos el nombre de la persona de al lado y le daremos la paz; y durante
la semana rezaremos por el nuevo nombre de la persona que hemos conocido en la
misa. SON PEQUEÑOS GESTOS QUE DESEAMOS HACER DE CAMINO HACIA UNA COMUNIDAD
CRISTIANA VIVA.
Domingo, 20 de enero de
2019
El próximo domingo, a las 6 de la
tarde tendremos el Retiro mensual en la parroquia. Es una forma de alimentar
nuestro deseo de Dios y nuestro compromiso con nuestro prójimo, nuestros
hermanos, mientras vamos creciendo en la comunión de la Iglesia. No vamos solos
hacia Dios. Tampoco podemos hacer solos nuestro mundo más justo y fraterno.
Sólo lo podemos hacer formando comunidad, comunidad de los que creen en el amor
de Dios, y que este amor es el que puede hacer justicia a los corazones humanos
y es el que nos puede hacer verdaderos hermanos.
J.V.T.
Imagen: Bautismo de Cristo, mosaico de Marko Rupnik. Sta. María Madre de la Iglesia. Zaragoza.
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