Pedagogía humanizadora
Mt 5,38-48:
Continúa Jesús la pedagogía de Dios. Durante
la historia de Israel, Dios fue educando a un pueblo para que fuera comprendiendo
cómo era Dios y qué esperaba de nosotros. Hablamos de pedagogía de Dios porque
se adaptaba a tiempos y culturas diversas. Ni en todo tiempo ni en toda cultura
se han percibido las mismas cosas; y siempre estaba la libertad humana. Decir
“ojo por ojo y diente por diente” era ya un modo de frenar las venganzas y los
castigos. Cuando va apareciendo el derecho, las leyes y las penas por las
infracciones de la ley, Dios está pidiendo que haya proporción entre el delito
y la pena y que nadie se tome la venganza por su mano. Por eso, diente por
diente, no dañar más de lo que has sido dañado.
Pero
Jesús se encuentra con esa norma ya ganada y da un paso más, según el Espíritu
de libertad y generosidad que despierta el amor de Dios. “No hagáis frente al
que os agravia; al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha,
preséntale la otra”. Recibir el bofetón
en la mejilla derecha es porque el que agrede te lo da con el dorso de su mano
derecha, lo que significaba el máximo desprecio. Jesús piensa que es más humano
no caer en la trampa de los desprecios y las provocaciones, pues lo que buscan
es que tú respondas peor y que nos enzarcemos en un espiral de desprecios,
agresiones y violencias.
Para
ello, propone dejar morir el mal que te alcanza en ti mismo y no responder con
el mismo mal, con lo cual desactivamos el poder del mal. Muchas burlas han llegado
al cristianismo por este consejo de Jesús; presentar la otra mejilla es de
estúpidos, se dice, hay que ser bueno pero no tonto… Pero si queremos desactivar
la raíz del mal en nosotros y el poder del mal en el mundo, no habría que echar
en saco roto las palabras de Jesús que acaban con el “amad a vuestros
enemigos”, porque en definitiva nos invitan a responder al mal con el bien. La
sabiduría que nos muestra Jesús es la pedagogía más humanizadora que conocemos.
J.V.T.
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Imagen: Jesús y Nicodemo (1886), Franz von Uhde.
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