Una justicia mayor: la ley de Amor
¿Jesús nos lo puso más difícil o más fácil? No es esa la cuestión. Pero escuchando a Jesús en este domingo, da la sensación de que nos lo pone más difícil porque radicaliza la Ley de Moisés y no pide un cumplimiento externo de la Ley sino su cumplimiento interno, nuestra obediencia de corazón a la voluntad original de Dios al crearnos, a su proyecto de hacernos hijos suyos y hermanos entre nosotros, a su sueño de abrir su comunión divina a la familia humana para formar una familia humana y divina en comunión.
Desde este horizonte de la comunión trinitaria divina entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, ¿qué esperaba Dios de nosotros al crearnos? Que desde nuestra libertad creada llegáramos a elegir amar y dar vida porque habíamos recibido la vida para amar.
Ya educaba Dios a los hombres con los mandamientos “no matarás”, “no cometerás adulterio”, “no jurarás en falso”; pero para cumplir la voluntad de Dios en plenitud, Jesús nos anima a ir más lejos: ni siquiera dejarse llevar por la cólera; ni despreciar ni insultar al hermano; no permanecer en el odio o en rechazo al hermano; respetar a la mujer como al varón de modo que no caigamos en la trampa de nuestros deseos de agrado o placer ni en el fácil repudio de la pareja; abogar por la fidelidad y el amor para la vida de las personas y de los hijos; incluso ser sinceros con nuestro sí o nuestro no que no necesite del juramento…
Jesús nos anima a una justicia mayor que la de los escribas y fariseos, que se contentaban con el cumplimiento externo y escrupuloso de los Mandamientos, pero su corazón estaba lejos del corazón misericordioso de Dios. Toda la Ley y los Mandamientos hay que acogerlos desde la comprensión del Dios que nos ha revelado Jesús. Dios no nos manda porque es el todopoderoso o por ser mayor que nosotros; lo que Dios manda es lo que nos hace bien como humanos, criaturas suyas llamadas desde nuestra libertad a ser sus hijos y hermanos entre nosotros, destinados a su comunión divina.
J.V.T.
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Moisés enseña las tablas de la Ley, Marc Chagall.
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