Mantenerme amada
Hay que estar atentos porque el
tiempo pasa. Descubrí a Jesús tarde pero a tiempo, hacerlo ha dado sentido a mi
vida más allá de mi naturaleza. Me ha enseñado que vivir es buscar un sentido
que no viene dado con la vida, encontrarlo es el verdadero trabajo humano. Una
vida sin sentido se malogra lo que es.
El sentido que he encontrado y
vivo en Dios me llevó a desposarme con Él. Como las chicas de esta parábola, también
tengo una lámpara que mantengo encendida, el aceite que alimenta la llama es el
amor. Sé que Él está en el amor que siento, por eso esperarle no habla de
futuro sino de verle en el presente, no es tensión sino relajación. Entiendo
que unas chicas no compartan el aceite con las otras, no puedo prestar mi amor
a nadie para que ame con él, la lampara -el corazón- no funciona con amor prestado
de otro ni el amor se improvisa súbitamente. Pero sí puedo servir para iluminar
a otros, y que vean claro en sí mismos y enciendan su corazón (convertirlo) tal
como hace Jesús, una luz -amor- que sigue iluminando, como hace su madre o hacen
los santos que nos inspiran a nosotros, gente corriente que vamos descubriendo que
la Sabiduría no es el conocimiento de muchas cosas sino el reconocimiento de una
sola: saber para qué se vive.
carminis
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Imagen: Las doncellas necias, iglesia románica de Sant Quirze de Pedret (Barcelona), s. XI-XII.
Bello e inspirador. Gracias.
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