Darse la buena vida no es lo mismo que una vida buena, plenamente humana
Mc 10,17-30:
Los hombres y mujeres nos hacemos muchas preguntas. En
el Evangelio de hoy aparece la pregunta fundamental. Es la que le hizo un joven
a Jesús: qué debo hacer para heredar la vida eterna. Pero así, ya no nos la
hacemos los hombres de hoy. En cambio, ¿quién no querría para sí una vida en
plenitud? ¿quién no desea conocerse plenamente vivo, con plenitud de sentido, diciéndose:
ha merecido la pena y sigue mereciendo la pena vivir? Nosotros no podemos
garantizarnos tanto. Y, sin embargo, en el Evangelio tenemos una respuesta por
parte de Jesús. ¿Por qué no abrirnos a lo que pueda significar su palabra?
Jesús nos dice: “Vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un
tesoro en el Cielo, y luego ven y sígueme”.
Esta
respuesta nos echa hacia atrás. No vamos a vender todo lo que tenemos ni
repartirlo entre los pobres. Pero, ¿qué estaba diciendo Jesús de esa forma tan
plástica y provocativa? Nos está diciendo que él veía a la gente de su tiempo,
y a nosotros, muy pendientes de conseguir cosas y bienes, de asegurarnos la
vida en esta tierra. Esto hace que algunos sólo piensen en “tener” más, para “disfrutar”
más, “acumulando” más cosas. Pero para muchos, para una mitad de las familias
en nuestra sociedad, la preocupación es, simplemente, sobrevivir. Acabamos de
tener la jornada por el trabajo decente, y un trabajo, para muchos, es su una
gran necesidad. ¿Decente? Sí, porque hay demasiado trabajo explotador. Y hay
demasiadas familias que no consiguen trabajos ni en negro. El problema nos
supera a cada uno personalmente. Pero es bueno que tomemos conciencia del
desafío. Incluso muchos de los que tienen trabajo no les sirve para superar el
riesgo de exclusión social.
Hoy
Jesús nos está diciendo: trabajemos para poder vivir, y cuando tengamos
cubiertas nuestras necesidades, acordémonos de los que no las tienen cubiertas.
Por eso nos recuerda a los pobres. Así es y debe ser.
Para
reafirmar esta forma de vida, Jesús reconoce con sus discípulos que a un rico
le puede resultar muy difícil entrar en el reinado de Dios, o sea, no entenderá
de qué va el reinado de amor de Dios porque si lo entendiera no podía vivir
como vive. Pero pocos de nosotros nos reconocemos como ricos. ¿En quiénes
piensa Jesús? Rico para Jesús es el que vive satisfecho de sí mismo, el que no
necesita de los demás, el que sólo quiere acumular y acumular más posesiones;
rico es el que tiene puesta su felicidad en el “tener” bienes y no en “ser”
humano, sencillamente humano con los demás seres humanos. Porque si fuera
humano, no viviría para el trabajo que le aumente sus riquezas, trabajaría para
vivir y basta. Si fuera humano se daría cuenta de los que no tienen trabajo
porque no tienen posibilidades ni nadie les ofrece. Si fuera humano, se haría
sensible a los que caen en la cuneta de la historia y de la sociedad. Y
pensaría en COMPARTIR.
Jesús no se opone a tus méritos, valora que pongas a
fructificar tus talentos, pero no pienses sólo en ti o en tu familia. Sé humano
y mira a los que no pueden gozar de lo que tú gozas.
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